DESAPARECIDOS
Fuimos agarrados de la mano. No puedo explicar lo que feliz me sentí, aun sabiendo que era todo una mentira. Me abrazó fuerte y me besó en la mejilla. Estaba preparada para decirle adiós, cuando se acercó poco a poco y pegó su rostro al mío. Mejilla contra mejilla. — ¿Qué tal esto? —susurró dulcemente contra mi oído...