Amor diplomático
El Primer Ministro ha llegado para arrasar con todo, incluso con el corazón de la princesa. *** Para Anabelle van Helmont ser una princesa siempre ha sido una carga que no le ha traído más que disgustos. Por fortuna, desde pequeña supo encontrar un refugio en su cuaderno de dibujos donde plasmó sus ideas más locas. Ah...
Concluídas