RUEGA POR NOSOTROS.
En lo profundo del bosque, a la sombra de los árboles ancianos que susurraban viejas leyendas, Amaranta contemplaba la iglesia que se alzaba como una amenaza silenciosa. La estructura de piedra, ennegrecida por el tiempo y coronada con una cruz de hierro oxidado, parecía llamarla, susurrando promesas de redención que...