Porque me debes uno. Y lo haces bien, caray.
Me destruyes y me construyes, me quemas y me congelas, así es ella, así es Emma.
Las noches de cumpleaños pueden ser mágicas, más si hay un dulce minino de por medio.
Puesto número uno: besarnos de una vez debajo del árbol, caray.
Manos, labios, corazón. Cuello, Febreros, costillas.