En los ojos de Helena
Tres gotas dejaste caer. Sí, estabas recostada en la bañera, rodeada con espuma y ondas de vapor por toda la habitación. Ansiosa esperabas a la policía que entrara por la puerta principal, dieran unos cuantos pasos apuntando con sus armas y gritando la clásica frase: las manos arriba., que revisaran las habitacio...