Maldita reencarnación
¡Quién iba a imaginar que expresar un anhelo alteraría mi destino hacia el más allá! Absolutamente nadie. Incluso mi propia conciencia parece asombrada al pensarlo. Es insólito que los deseos se materialicen, y más aún cuando estás literalmente en las últimas. Pero... ahí estaba, sucedió, y mi existencia dio un vuelco...