Sentimientos destinados a ser, y no fueron
"Yo te conozco. Nos conocemos. No eres un extraño". El chico asintió. Las hebras largas se derramaron por los costados como la seda más pura, y contrasto con la piel pálida de jade. "Nos conocemos", aclaró. "¿Que soy para tí?", de alguna manera, la cuestión tuvo un deje profundo y significativo. No era...