Nuestra Historia
-Gracias por ser siempre tú. Ambos estaban acurrucados debajo de una manta suave, sentados en el suelo, frente a una de las tantas chimeneas en la mansión. -¿Qué quieres decir con eso? -ella dijo, recostada en su pecho, viendo el fuego, distraída. -Eres una constante en mi vida, desde que te conocí, nunca has cambi...