Los Hanson
En la lúgubre calle de mi casa, cuando el reloj de mi muñeca izquierda marcaba las seis y cuarto, una tragedia canina me arrastró a las fauces de lo desconocido. Mi fiel compañero, un perro de pelaje ceniza llamado Sombra, escapó de mi lado como un espectro fantasmal, desapareciendo calle abajo. Sumergida en la más pr...