El Vigilante
Frío, inexpresivo, solitario. Así lo describiría cualquier persona al apuntarle con el dardo de punta roja etiquetado con un papelillo en las letras llamativas pero apagadas siguientes "Peligroso", nadie lo conocía exactamente, nadie sabía realmente quién era él, donde vivía, o que hacía ahí. Todas las heladas mañanas...