Duraznos y Melocotones (Jotakak)
Jotaro sostiene su bebida, olvidada desde hace mucho. Sus ojos perpetuamente fijos en la figura frente a él. Kakyoin se mueve con elegancia, como una muñeca de porcelana atrapada en una melodía interminable. Y la cabeza del pelinegro da vueltas, hipnotizado con la esbelta silueta tambaleante. Cree genuinamente que ja...