Matilda en el país de los esqueletos
A cuatro casas hacia la izquierda de la señora Williams y a cinco cuadras de uno de los cementerios más importantes de la ciudad, vivía Matilda. Ella, como buen gato que se hacía respetar, odiaba Halloween porque aquella horripilante festividad sólo significaba disfraces terroríficos, niños molestos tocando la puerta...