El arte de contar historias
Quemar después de leer. La portada está hecha por @CeCeMarLara
Allí estaba. La Aberración. La mancha. Había trepado por el reverso de su brazo, casi hasta el codo, recorriendo el camino que habían marcado los insectos en su pesadilla. Podía sentir todavía el hormigueo recorriendo su piel, que estaba tirante, como si la carne debajo se hubiese hinchado mientras ella dormía, como s...
Sea como fuere, la princesa había caído en un lecho de libros, que como peldaños de una escalera sin fin la llevaban lejos, muy lejos, sin despegar los pies del suelo de su alcoba. Pronto encontró entre polvorientos pergaminos las llaves convertidas en doctrinas para forjar su carácter.
Pero al igual que no quedaban lágrimas que humedeciesen sus ojos, acostumbrados ya a que el mundo estuviera teñido de rojo, no poseía cordura suficiente como para que el animal le inspirase miedo.
Era todas, y a la vez ninguna. Era un borrón perdido entre la sociedad, paciente, sutil, agazapada entre sombras mientras esperaba su momento. Era Nadie.