Agoney se mudó a Madrid después del fallecimiento de su madre. Tenía una sola idea en mente; se iba a dedicar plenamente a la música, sin dejar que nadie le volviera a decir que no valía para eso. Cuatro Caminos era una de las estaciones de Metro más transitadas de Madrid, y ahí se decidió instalar. Lo que no sabía era que entre la gente que pasaba de él cada mañana, habría un chico que se parararía a oírle cantar.