«Había una vez un mito. En aquella ciudad, había alguien que cuidaba de los más desfavorecidos. Si donabas algo de dinero a la estatua de la serpiente tendrías suerte y salud. Ese dinero servía para los niños pobres que así podían tener algo con lo que comer, sin embargo, solo debían coger lo justo y asegurarse todos tuvieran suficiente o algo malo les pasaría. Todo aquel que no cumpliese con la leyenda tendría un trágico final, es por eso que todos deben respetar y cuidar de la estatua...»