Tenías un sentido del gusto muy refinado, tan desarrollado que podías distinguir entre todos los ingredientes de una solución perfectamente homogénea. Tu paladar era exquisito, y no se te dificultaba nada describir los sabores que percibías. Las papilas gustativas de tu lengua, tenían una capacidad tan increíble que constantemente sentías algún sabor en la boca, sabores que provenían del aire al rededor de las personas. Era extraño y complicado de explicar, pero para ti existía el sabor a tristeza, a sinceridad, a peligro. Junto a él, siempre sentías el amargo sabor de un corazón roto y una ferviente culpa. Pero a ti te gustaban los sabores dulces. [Genya Shinazugawa x Lectora]