Craig es un hombre de dios. Entregado a su vocación de esparcir la palabra divina del padre todo poderoso. Hasta que un día las cosas comenzaron a cambiar. Lo vio esa primera vez al atardecer. Cuando los rayos naranjas del crepúsculo solar tocaban esa piel pálida, cuando sus finos cabellos de oro brillaban con un resplandor propio digno de los ángeles más perfectos de los cielos... Craig estaba confuso, ¿qué era este sentimiento emergiendo de su corazón tan sangrante que amenazaba con hacer que sus entrañas exploten? ¿Por qué su mente no podía encontrar otros pensamientos dignos y no los más insanos, inpíos y pecaminosos que deambulaban al rededor de ese ángel? Todo fue cuesta abajo cuando aquel bello celeste puro fue acusado de las más infames y aberrantes acciones de los bastardos seguidores de la oscuridad. Brujería.