El destino no es algo que se pueda cambiar a voluntad cada vez que a uno le apetezca, este nos crea la ilusión de poder decidir, pero nada más lejos de la realidad, nuestras decisiones solo nos llevan tarde o temprano al inevitable final escrito. Como el de una chica entrenada para cazar alienígenas y el de un chico de otro planeta, danzan sin descanso en un baile no practicado condenados a encontrarse.