Escribir poesía siempre se ha caracterizado por ser un llamado a desnudar el alma y poder plasmar con sangre esas emociones que toman el control, azotando el oleaje de la vida provocando tormentas. Unos viejos lobos me enseñaron que la nostalgia es medicina, pero no para cualquier enfermo. Estoy flotando en un mar lleno de melancolía, acompañado del taciturno canto de las sirenas del pasado, sin una brújula apuntando al norte pero con expectativas de llegar a un lugar soñado, pongo un pie en este barco que se hunde, con la esperanza de resurgir, como quien vivió anestesiado y ahora ha sanado.Todos os Direitos Reservados
Escribir poesía siempre se ha caracterizado por ser un llamado a desnudar el alma y poder plasmar con sangre esas emociones que toman el control, azotando el oleaje de la vida provocando tormentas. Unos viejos lobos me enseñaron que la nostalgia es medicina, pero no para cualquier enfermo. Estoy flotando en un mar lleno de melancolía, acompañado del taciturno canto de las sirenas del pasado, sin una brújula apuntando al norte pero con expectativas de llegar a un lugar soñado, pongo un pie en este barco que se hunde, con la esperanza de resurgir, como quien vivió anestesiado y ahora ha sanado.
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