AM| 𝗗𝗢𝗡𝗗𝗘 𝗔𝗜𝗞𝗢 𝗠𝗢𝗢𝗡 𝗦𝗔𝗕𝗘 𝗖𝗢𝗠𝗢 𝗩𝗜𝗩𝗜𝗥 𝗖𝗢𝗡 𝗠𝗔𝗡𝗗𝗢. No me mentiría a mi misma diciéndome que si pudiera ver sus ojos no encontraría en ellos el más ardiente de los fuegos jamás creados. Sus manos apretaban mi cintura con fuerza quizás más de la que debería, pero lo pasaba por alto tomando en cuenta la desesperante situación en la que nos encontrábamos. Sangre, Sudor y Miedo; es lo único que había en la nave. Pero por alguna extraña razón yo preferí no fijarme en la espantosa herida a mi costado y más bien concentrarme en aquel hombre que me tenía entre brazos. Mando estaba tenso, y se que lo estaba porque al mirar sus manos podía ver las venas de estas alzadas contra su piel como si quisieran explotar por la presión. El guerrero de casco giraba su cabeza de vez en cuando para dejar de ver los controles de el Razer Crest y verme a mí, para asegurarse de que no estaba muerta; y si lograba ver mis ojos entrecerrados me daba unas suaves palmaditas en la mejilla pidiendo que aguantara hasta que pudiese llegar a aquel dichoso destino donde estaría mi salvación. Yo era de esa clase de personas que no reflexionaba mucho sobre la vida si no hasta cuando tenía la muerte tan cerca que casi podía sentir su olor putrefacto en mi naríz. Y en ese momento no estaba solo cerca de mi, directamente me jalaba hacia las profundidades de lo desconocido, y no iba a negar que tenía miedo, pero podía sentir la esperanza de salvarme pues mientras la muerte me jala de un brazo en el otro esta Mando dándome palmaditas y suplicandome que no me deje caer, por que si lo hago nunca podré cumplir nuestra promesa....
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