Para Yeonjun la sonrisa de Beomgyu era la más radiante de todas. Y sus ojos...sus ojos eran angelicales y fascinantes, le hacían perder la cordura, de algún modo. La mirada de su mejor amigo se volvió una de sus cosas favoritas en la vida de Yeonjun. Sin embargo, cuando lo vio allí, con la mirada más cautivadora, honesta, rebalsada de ilusión y enamoramiento, la más pura y entusiasmada que Yeonjun le habia visto tener en todos sus años de amistad, dirigida hacia la chica de cabello negro corto metros más allá de él, su corazón pareció detenerse un momento, contraído por el dolor. ¿Dolor? Sí, pesadumbre y angustia también, porque estaba siendo testigo de un Choi Beomgyu enamorado, no de él, su mejor amigo de la infancia, sino de ella; la chica hermosa, inteligente y perfecta, la chica que todos querían. Y justamente eso, una chica. Yeonjun no podía hacer nada más que aceptarlo y lidiar con su corazón roto día tras día. O al menos hasta que llegara a su límite.