Amarlo es totalmente complicado, pero ignorarlo es doloroso
para mi frágil corazón.
¿Cómo hacer que el corazón comprenda y acepte cuando un amor es prohibido?
No podemos frenar los sentimientos, o por lo menos mi alma débil no puede
hacerlo.
Cuando me dirige simples palabras y veo sus finos labios moverse tan dulcemente
siento mis piernas flaquear, teniendo la necesidad de sostenerme rápidamente
antes de caer a sus pies.
Y luego está esa sonrisa, dulce, cálida, despreocupada del mundo y de todos los
inconvenientes que orbitan a su alrededor.
Sus ojos, cafés, que irradian tanto, ¿cómo un par de ojos pueden ser tan
normales y bellos a la vez?, ¿cómo pueden tener el poder de hacerme temblar?
Sus miradas fugaces, sé que ocultan tanto. Dolor, alegría, decepción. Cuanto
dolor siento cuando esa mirada se clava en mí, destellando indiferencia,
haciéndome saber que no me ama.
Cuanto duele amarlo y anhelarlo tanto.
Cuanto duele desear esos labios, esa piel, querer tocarlo, abrazarlo, decirle “Te amo” y no poder. Cuanto dolor provoca el silencio, el callar, el guardarnos lo que sentimos, dejando que las
palabras a punto de salir vuelvan a enterrarse en alguna parte de nuestro
organismo, quemando nuestro ser, estrujándolo, destruyéndolo lenta y
dolorosamente.
Sé que el amor no es el causante de tan tremendo dolor, sino su indiferencia
hacia mis sentimientos.
A estas alturas no deseo que me ame, deseo dejar de amarlo, deseo nunca más
volver a experimentar estos sentimientos tan dolorosos. Me decepciona saber que
soy joven y que voy a experimentarlos una y otra, y otra vez en
los próximos años, como un karma continuo, porque el mundo es un circulo y dicen
que todo vuelve, y considero que esto no es una simple frase vengativa.
Ojala el mundo deje de girar, ojala encuentro un amor pasivo que me libre de
este continuo karma. Lo deseo, lo anhelo, lo necesito.Todos los derechos reservados