- ¿Wei Ying? La cruel mirada y sus frías palabras revolvieron a todos los presentes, mientras los Jiang observaban a quien alguna vez fue su familia, los amigos y cercanos no podían evitar estar igual de afectados. Su rayito de sol se había convertido en un tirano. - ¿¡Wei Ying qué estás haciendo!? Jiang Cheng estaba aterrorizado, al igual que su hermana, quien ahora se encontraba resistiendo los mortales ataques de la espada de quien alguna vez fue su hermano. - ¡Wei Ying! Cuando Lan WangJi fue a la ayuda de la princesa Jiang no puedo evitar pensar que, aunque Wei Ying seguía siendo hermoso, aquellos alegres ojos que alguna vez conoció ahora parecían más a los de una bestia al ataque. Su belleza seguía siendo igual al de una muñeca, sin embargo, se parecía más a una muñeca sin voluntad que al libre amigo que alguna vez tuvo. - ¡Wen Ying, mátalos a todos! La lucha siguió en un tira y afloja, al menos hasta que el príncipe Jiang logró obtener el control de la batalla con Wen Xu. Cuando el Wen estuvo en el suelo Wei Ying corrió a proteger al Wen con su propio cuerpo, recibiendo así el ataque en su espalda. Jiang Cheng estaba confundido, enfadado y herido. Nunca pensó en herir a quien fue su hermano con la espada, sin embargo, lo que más lo perturbó, fue la pequeña conversación que escuchó. - Hermano, ¿Estás herido? - Cállate y sácame de aquí. Ordena la retirada.