A veces el amor se confunde con el miedo, las heridas y experiencias del pasado. En ocasiones lo que debemos aprender a dejar ir no es a la persona que amamos, sino el arrepentimiento de lo que no hicimos o no dijimos. De vez en cuando a la persona que más necesitamos perdonar es a uno mismo. El primer amor se vive diferente para cada persona; con él yo aprendí que debo escuchar y sanar las heridas del pasado si no quiero que dañen mi presente, entendí que para amar se necesita hacer frente al miedo, aunque eso implique perder, pues es menos doloroso fallar intentando que vivir cada día pensando en el "hubiera". Al final, los recuerdos son lo único que queda y son más gratificantes que el arrepentimiento de no haber arriesgado nada.