Rachel Warren busca venganza. ¿El problema? No tiene idea de por qué debería de vengarse de la familia Davenport. Solo sigue las órdenes de su padre, pero han pasado años y aún no encuentra nada. Que su jefe; Arthur Davenport sea un idiota, le hace más fácil continuar con su misión. Pero no esperaba que el hombre que parece dormir en la oficina se tome vacaciones, y que su hermano; Holden Davenport, tomara la gerencia. Cuando lo conoce no puede evitar caer en las redes de su encanto. El hombre es como una rayo de sol que camina y habla, y ella no puede evitar gravitar hacia su órbita, queda atrapada como un insecto en su telaraña. Trabajando codo a codo con él, se da cuenta de que se le es imposible hacerle daño a ese hombre, ella sería capaz de trabajar para siempre ahí si él seguía sonriéndole. Pero demasiado tarde descubre que no todo lo que brilla es oro, que ese hombre que se ha colado hasta en sus sueños no es más que el responsable, la respuesta a esa incógnita que lleva años dando vueltas en su cabeza. Ese hombre es la razón por la cual ella y sus padres no pueden dormir por la noche. Y está totalmente arruinada, porque se enamoró de él, pero eso no parece ser suficiente razón para no completar su plan de venganza. Le enseñaron que la familia siempre está primero. Primero que ella y sus inútiles y no correspondidos sentimientos. Ella va a destruirlos, cueste lo que cueste, aunque con eso destroce su propio corazón.