Cuando Hannibal conoció a Will Graham (el hombre que, tres años antes, había sido confundido con el Destripador de Chesapeake), esperaba diversión. Lo que consiguió fue su primera muestra de obsesión. Oscuro y amargo en la parte posterior de su garganta pero dolorosamente dulce en la lengua. Supo de inmediato que este sentimiento, este hombre, lo consumiría. Y Hannibal consumiría a Will de vuelta.
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