"Aún recuerdo el terror que sentía de niño si alguien se enteraba de que me gustaban los chicos. Ojalá hubiera encontrado en aquellos días un referente con el que poder identificarme, y así saber que no había nada malo en ser como soy. Hasta casi una década después, no comprendí que no era yo quien tenía el problema, sino aquellos que no aceptan lo distinto. Tuve la extraordinaria suerte de conocer a alguien como yo y que me ayudó a ser feliz, de una forma libre, sin secretos. Espero que nadie más tenga que depender de otra persona para poder aceptarse. Después de comprender que podía amar como cualquier otro, me permití hacerlo. Y también aprendí lo que era que te rompieran el corazón. Esta es la historia de cómo un chico inmaduro se dio cuenta de qué era amar de forma sana. Y que él no lo estaba haciendo así."