Una fría pero satisfactoria noche de lluvia. Aquella que podría cambiar la vida de 2 híbridos por completo. Aquella que como podría separarlos, podría unirlos. Esa fría lluvia mojaba el cuerpo desnudo de un pato que se encontraba sentado a la orilla de un rio, mojando sus hermosas alas doradas que sobre salían de su espalda y los costados de sus mejillas, gotas de agua caían sobre las piernas que apenas un trozo de tela lograba tapar. Este chico no tenia la gran suerte, ni se había sacado la lotería. O eso pensaba antes de que una mano larga, con garras tirando a negras se acercara a su rostro.