Si alguien le pidiera a Mabel Wilkerson dejar la paz y tranquilidad de Huntsville, Utha, para ir a vivir a Manhattan, bajo las condiciones de cambiarse el apellido y de compartir departamento con cinco idiotas recién graduados de Harvard, además de cohabitar en el mismo cuarto con la odiosa de Kenzie, nunca aceptaría. Nanay, no, jamás, de ninguna manera. ¿Quién cuidaría a su padre, entonces? ¿Y la escuela? Estaba por entrar a la universidad. No es que pudiera pagarla, cierto, aunque ya se las arreglaría sola... Pero aceptar, si alguien se lo pidiera, sería la única forma que tendría de averiguar los secretos del pasado; el motivo por el que sus padres terminaron en Utha, la razón por la que su madre estaba muerta. ¿Sería prudente convertir su vida en un falso cuento de hadas para desenterrar los terrores del pasado? Tal vez sí.
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