Gojo Satoru x Iori Utahime. La dulce cadencia de su voz deambulaba libremente en sus oídos mientras ella cantaba. Era como una oración, como el coro de miles de ángeles cantando a un dios que él conocía sólo cuando estaba con ella. Su cabeza descansaba en el regazo de ella, y sus manos reconfortantes trazaban pequeños arroyos en los mechones blancos de su cabello, arrullándolo hasta el sueño. Flores de cerezo caían a su alrededor, evocando la primera vez que la vió en la escuela y, cuando ella volvió a sonreír, él pudo jurar que flotaba. *** Utahime sonríe ante el recuerdo, con el café ámbar de sus ojos llenos del fantasma en un recuerdo impreso de un hombre de cabellos blancos como el invierno besando su mejilla. Una foto. Una imagen. Una jodida fotografía que ella desearía poder conservar, manteniéndola a salvo del inclemente paso del tiempo. Eso es todo lo que él le dejó.