Elea siempre tuvo un ojo agudo para la moda, siendo una estilista de renombre en la ciudad. Pero un día, un desafío inusual llegó a su puerta: vestir a un grupo de niños para una obra de teatro que reflejara su crecimiento, desde la infancia hasta la adolescencia. Sabía que más allá del estilo, debía garantizar la comodidad y adaptabilidad de cada prenda a medida que los niños crecían.