Elisa siempre había encontrado consuelo en el baile. Desde niña, sus pies parecían tener una mente propia, moviéndose al ritmo de su corazón. Pero tras un trágico accidente que la dejó con cicatrices emocionales profundas, el baile se convirtió en su refugio y tormento simultáneamente. En su búsqueda de sanación, descubrió una clase especial en su ciudad: danzaterapia.