Joel, nuevo integrante de la abadía Lilyfield, se reencuentra con su antiguo compañero de clases, Lester, en este lugar que tiene como objetivo controlar y destruir los "asquerosos" instintos de los Omega, mediante la oración, el ayuno, la penitencia y los mandamientos seguidos básicamente al pie de la letra. Lester, por otro lado, es hijo de un marqués, tiene excelentes notas, una cara bonita y cuesta demasiado trabajo creer que es un Beta, incluso aunque es imposible falsificar la información en sus documentos legales de nacimiento. Es famoso por sus murales así que, para su fortuna o para su completa desgracia, lo invitan a pasar sus vacaciones pintando justamente toda la pared de su enorme iglesia. Se ven... Llegan recuerdos de una ruptura a medias.... Y sin embargo ¿No hay algo extraño en todo este maldito lugar? Algo que, no cuadra. Una confesión dudosa, una pasión que no desaparece aunque siga los mandamientos, misterios en sus paredes y un Joel que sólo puede superar su lujuria, siendo abrazado por Lester.