Minho y Han lo fueron todo algún día: amigos, pareja y... desconocidos al día de hoy, o bueno, eso se supone, porque prometieron nunca olvidarse, ser felices pero siempre teniendo el corazón de cada uno en sus manos, cuidándolo tal y como un bebé recién nacido, protegiéndolo como nunca antes, haciendo que en cada corazón quedara impregnado el nombre del contrario, prometiendo jamás olvidarse, siendo almas gemelas, y robando el protagonismo de dos almas que nunca lograrán ser felices así cambiando el destino pero nunca dejando de sufrir.