Elena, hija de Mégara, era una joven astuta y desinteresada por lo que ocurría a su alrededor. Poseía algunas habilidades místicas heredadas de su padre, pero aún no las controlaba del todo. Una noche, junto a su hermana mayor, Lili, descubrieron una cueva que en tiempos antiguos había sido utilizada por los dioses para mostrar sus profecías. Decidieron adentrarse en ella, y al hacerlo, escucharon una voz que dictaba una nueva profecía: los villanos, sedientos de venganza, matarían a los héroes sin piedad, y solo cuatro almas puras podrían detener la guerra. Al terminar la voz, una pequeña imagen apareció, mostrando los símbolos de los villanos, y la voz volvió a hablar, diciendo que alguien con la sangre dorada de los dioses debería reunir a los salvadores.
Tristemente, las dos chicas no leyeron la advertencia que decía que, al entrar en la cueva, una alma debía quedarse atrapada en ella. Elena intentó quedarse, pero era la única que poseía la sangre dorada, por lo que, sin más opción, Lili lanzó a su hermana fuera de la cueva, quedándose ella encerrada para siempre.
Esa misma noche, Elena escapó hacia la isla, pero su acción fue tomada como traición. Apenas llegó a la orilla, fue acorralada por el hijo de Madre Gothel, quien intentó capturarla. Sin embargo, al darse cuenta de que era la chica que había visto una vez en sus sueños, decidió protegerla y ayudarla a cumplir con esa "misión súper secreta".All Rights Reserved