Siempre hay que sacarlo todo; desde el fondo para afuera. Espero algún día realmente poder respirar, vagar entre el aire y sentirlo circulando dentro de mí. No sé cómo empezó; antes de darme cuenta ya era mi realidad. Impregnado en mis suspiros, acompañándome tras cada despertar, robándome pedacitos de alma. Quizás era cuando más sola me sentía que volteaba y lo aceptaba como mi compañía, mi escape de la realidad, mi visión extasiante del futuro... lo único bello de la vida. Después se volvió cotidiano y malditamente monótono. No fue nada extraordinario, sólo fui yo y millones de otros igual que yo. Fui yo y la humanidad, colectivamente, de bajada.
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