Cuando me haya ido todo quedará igual y en el fondo de mi alma la pena quedará que ahondará en mis sentimientos y la garganta me ahogará. Quedarán las veredas vacías, los caminos con secas hierbas el rio serpenteante y las acequias yermas que llenas de hojas de otoño navegarán por la cristalina hierba. Y los pájaros trinarán entornando una amarga saeta tristes como un corazón sin alas perdidos como una cuerda sin cometa que el viento melancólico la busca y no la encuentra. Y en la plaza quedarán los viejos con sus pitilleras con sus sueños y recuerdos que poco a poco se cuentan pues son toda su vida lo que realmente les queda. Cuando me vaya lejos y volver la vista atrás no pueda mis lágrimas quedarán cristalinas, llena de pureza de saber cómo te quise de cómo tu amor me llegó tan cerca. Me habré ido si, pero con orgullo y entereza recordándote como un amor que jamás olvidarse pueda mis suspiros quedarán melancólicos y con fragancia eterna.