Lo había visto antes, no era la primera vez que pasaba por aquí, me parecía extraño, jamás me había llamado la atención, solo me parecía otra persona de las miles que existen a mi alrededor. Bueno, otro día, pase a su lado y lo ignoré totalmente.
Entré al vestíbulo de mi edificio de trabajo y saludé a linda como de costumbre
-buenos días!-
Sólo me contestó con un movimiento de mano. Entré al elevador y esperé a que éste cerrara sus puertas.
Llegue a mi piso, saludé y entre directamente a mi oficina...era un desastre, tenia días que no ordenaba mis cosas. Hoy tuve tiempo libre, así que comencé a ordenar. Por dios! encontré cartas, libros e incluso artilugios que tenía siglos que no encontraba. En fin, terminé y apenas eran las 12 del día. Aun faltaban 3 horas para mi hora de comida y 6 para mi salida. Este día seria largo, tan rutinario y aburrido como siempre. Se me hizo eterno. Por fin la chicharra para comer sonó. Sali de mi oficina y me dirigí al restaurante mas cercano. Caminé por la gran ciudad, observando a mi alrededor, esto me sucedía a menudo, me perdía en mis pensamientos y olvidaba él mundo a mi alrededor.
Mis pensamientos fueron interrumpidos...que sucedía?
Sentía un cosquilleo, una chispa, un escalofrío, me perdí, pero esta vez no en mis pensamientos, si no en unos hermosos ojos cafés grandes, misteriosos, profundos.
Quien era éste extraño? No podía concentrarme u observar otra cosa que no fueran esos ojos.
De pronto, sentí que alguien tocaba mi hombro y me devolvió a la realidad. Mire a mi alrededor y me di cuenta, de que en realidad esos hipnóticos ojos le pertenecían a aquél extraño que veo cada mañana. Nunca me había dado cuenta, o mas bien, nunca lo había mirado a los ojos, me atrapó, su red ya no tenia salida.
-estas bien?- me dijo
Mi mente no procesaba las palabras, tartamudee
-s,s,si, lo siento-
-no hay cuidado- me dijoAll Rights Reserved