ECOS DE LA OSCURIDAD
Cuando la medianoche abraza el abismo,
y el frío susurra con oscuro cinismo,
la penumbra te observa, quieta, sin prisa,
y el aire se espesa como una brisa precisa.
Las paredes respiran, murmuran secretos,
los rincones esconden rostros inquietos.
Un reloj sin manecillas empieza a latir,
marcando el instante en que todo va a ocurrir.
Caminas despacio, el suelo te llama,
el eco de pasos que nadie reclama.
Malas noches, susurra la voz en la bruma,
y el miedo, silente, a tu alma consuma.