Me quedaré callada, el silencio se encargará de hablar por mí; mi voz será escuchada sin tener siquiera que proyectarla. No hablaré, pero me escucharás. No estaré, pero me verás. No existiré, pero tú me pensará. Seré tu sueño, tú ilusión, tú mayor anhelo; seré el pecado y la hostia al mismo tiempo.