Prendí fuego a la lluvia
Dejo caer, mi corazón,
y según cayó, tú apareciste para reclamarlo,
estaba oscuro, y yo estaba acabada,
hasta que besaste mis labios y me salvaste,
mis manos, eran fuertes,
pero mis rodillas eran demasiado débiles
como para sostenerme en tus brazos sin caer a tus pies.