— Un esqueleto con túnica negra se encontraba sentado sobre una estructura de piedra, en un campo de color amarillo, botones de oro adornaban todo el sitio, que se movían al ritmo que el viento los hacía balancearse de un lado a otro. Estaba sentado abrazando sus piernas y con la mirada hundida entre las pequeñas flores, pensando en todos los errores que había cometido en el pasado. Una pequeña voz en su cabeza pensaba le repetía que no merecía perdón alguno. En su larga ausencia se había enterado de todos los sucesos ocurridos, incluso de quien alguna vez fue su pareja había pedido ayuda, para sacarlo de su cabeza, por todo el daño que le causó, eso sin duda hizo que se rompiera por dentro, nunca había querido que todo eso pasara, pero, debía afrontar la realidad, ya no lo amaba. Sin embargo seguía sin moverse de su sitio. Lo único que hacía era pensar. . . —