la rubia caminaba perdida, antes era una chica normal que vivía con su familia y tenía un novio normal pero espantoso en cuanto a actitud, y ahora tenía una vida completamente diferente, pues por un «accidente» de tránsito perdió ambas manos, siéndole estas reemplazadas por manos de tijeras, sí, eso escucharon, y... ¿ por qué no manos normales con apariencia mínimamente robóticas ? bueno, porque el inventor que hizo estas manos no hizo unas así, así que ya saben, además estas son más únicas, peligrosas, pero únicas.
ahora llevaba un particular traje de cuero blanco para no lastimarse el cuerpo con las susodichas, y llevaba la cara llena de cortes accidentales, pequeñas marcas que lamentablemente no podía evitar al aún no saber cómo emplear aquellas manos nuevas, necesitaba ayuda, a su novio, así que... ¿ dónde estaría ?
oh, ya lo vio, qué alivio...
— a-amorcito... — llama acercándose a él, observando a su contrario y como pudo abrazándose a este nerviosamente.