Cada cierto tiempo algo se rompe, y sin detenernos a sopesar dónde va cada fragmento, nos rehacemos. Es un proceso automatizado, resuelto casi a ciegas. A veces se vuelve un estilo. Hay personas que se rompen tanto que salir adelante se convierte en su manera de vivir. Circunstancias adversas que las empujan a ser secretos héroes de sí mismas. A menudo solo ellas saben que se rompen.
Lentamente, con los años, todos somos trozos, gente rehecha, cubierta de parches. Te caes, te haces daño, te levantas, siempre así, pero cada vez menos. Recuerda, cada vez menos.