❝ Adán se quejó ante Dios: ‘Mi compañera me ha abandonado’. Inmediatamente, Dios envió a los ángeles Senoy, Sansenoy y Semangelof para que trajeran de vuelta a Lilith. La encontraron junto al Mar Rojo, una región en la que abundan lascivos demonios, de quienes ella engendraba más de cien ‘lilim’ al día. ‘¡Vuelve a Adán sin demora —le dijeron los ángeles— o te ahogaremos!’ Lilith les preguntó: ‘¿Cómo podría volver a Adán y vivir como una honesta ama de casa después de haber pasado todo este tiempo junto al Mar Rojo?’ ‘¡Si te niegas morirás!’, le respondieron. ‘¿Cómo podría morir,’ —volvió a preguntar Lilith— ‘si Dios me ha ordenado que me haga cargo de todos los niños recién nacidos, y de todos los varones hasta su octavo día de vida, el de su circuncisión, y de todas las niñas hasta su vigésimo día? No obstante, siempre que vea vuestros tres nombres o sus equivalentes escritos en un amuleto sobre un niño recién nacido, prometo perdonarle la vida.’ Los ángeles se mostraron de acuerdo; pero Dios castigó a Lilith haciendo que un centenar de sus hijos demoníacos perecieran diariamente; y cuando Lilith no podía acabar con la vida de un niño humano a causa del amuleto angélico, se volvía llena de odio contra sus propios hijos.❞