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────         ⵓ   No tiene que agradecer o devolver nada, Mei Xiang puede reclamar todo lo que desee, esté soldado lo conseguirá porque a Feng Jian le gusta mimarla con regalos bonitos. ─── Murmura en medio de un suspiró, dejando escapar toda la tensión acumulada durante su separación. Se sentía en casa, no había palabras para describir la paz y la felicidad que inundaban en el velo de su esencia en este momento.
            
            La había extrañado demasiado.
            
            ────         ⵓ  Yo estaré más que feliz de cenar y conversar con Mei Xiang para saciar toda su curiosidad. ── Su voz, suave como una brisa acariciando la piel, se desliza con delicadeza y afecto por el aire.
            
            Cada palabra es cuidadosamente elegida, como si fuera un poema que se despliega en el viento. Sus labios se mueven con gracia y su mirada se llena de ternura al dirigirse a aquella joven que lo escuchan.
            
            Por un momento lleno de afecto Feng Jian espera no ser muy atrevido al permitirse la indulgencia de acariciar con suavidad el cabello sedoso de Mei Xiang, mientras ella se recuesta en su pecho. Sus dedos se deslizan con delicadeza por cada hebra, como si estuvieran acariciando las estrellas en el firmamento. El roce de su caricia es como una brisa suave, que lleva consigo un susurro de amor y protección.
            
            ( @iiesperancitass )

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            Feng Jian había esperado ansiosamente el reencuentro con Mei Xiang durante todo el día, las horas se habían vuelto interminables, y cada segundo sin ella parecía una eternidad. Pero finalmente, el momento había llegado. Al verla, su corazón comenzó a latir con fuerza, como si quisiera escapar de su pecho. 
            
            Todo sentimiento negativo y pesar del dia se esfuma en un instante, el alma de Feng Jian se llena de un sentimiento tan cálido y puro que parece fluir como un río de luz en su interior. Un suspiro de alegría escapa de sus labios y se transforma en una risita juguetona. Sus ojos brillan con una chispa de felicidad al presenciar la hermosa reacción de Mei Xiang al recibir su regalo, un tesoro valioso que ha tomado de su palacio personal. 
            
            Esta a punto de replicar tal tonteria de que los detalles de Mei Xiang eran mínimos, pero, Feng Jian sintió una oleada de calor que lo envolvió por completo. La suavidad de su abrazo era como la caricia de una brisa cálida en una tarde de verano, y su cuerpo se aferró al más pequeño con una fuerza reconfortante.

Feng Jian se siente agradecido por ser el testigo de este proceso de curación. El ver cómo Mei Xiang ha encontrado la fuerza para sanar y reconstruir su vida poco. Su admiración se ha convertido en un enamoramiento por ella y se fortalece aún más, en cada mirada, en cada abrazo, él celebra la vida que late en su interior y se maravilla al descubrir aún más la personalidad real de la bella flor. 
            
            Pero, Feng Jian se mantiene al margen.
            
             « " En el silencio de mi corazón, susurra una voz sabia, que me exhorta a mantenerme al margen, a no cruzar el umbral de un enamoramiento que amenaza con florecer. 
            
            Mei Xiang, la doncella de alma herida,
            ha atravesado un mar de tormentas y cicatrices, y este soldado duda de que sea el momento adecuado para amar. 
            
            Temeroso estoy de ser una carga, una deuda que la acosa, al ser yo fui yo quien, en su momento de necesidad, la rescató. 
            
            En mi alma, persiste una llama ardiente,
            un deseo profundo de envolverla en mis brazos protectores. Pero el viento susurra palabras de cautela, recordándome que aún debe sanar, aún debe encontrar su paz. 
            
            Mientras tanto, me mantengo en su luz, observando con reverencia la belleza que ella emana. Mi corazón se llena de admiración y respeto, por la valentía y fervor con la que ha enfrentado lo peor del ser humano. 
            
            Como la promesa hecha lunas atrás en silencio, me convierto en su guardián silente, protegiendo su esencia, su ser vulnerable y valioso. Aunque mi anhelo sea grande, mi amor contenido,
            esperaré pacientemente el momento en que ella esté lista, ofrecer el amor que albergo, sin temor ni deudas. 
            
            Hasta entonces, como un humilde servidor me mantendré en la distancia, sosteniendo en mis manos el regalo de su presencia. Y en cada encuentro, en cada mirada furtiva, le recordaré que hay un corazón dispuesto a amarla, cuando ella esté lista para volar sin cadenas, y si me lo permite que el amor, como un dulce néctar, fluya entre nosotros, sin deudas, sin ataduras. " »