He pecado terriblemente y nuevamente me doy cuenta de ello, nuevamente me arrepiento pues yo, aquella que intento evitarlo no pudo, he caído en la esperanza como quien cae en las garras del mismo demonio y he de pagar el precio de tal ilusion.
Me llamo con un canto de sirena y me he aferrado a ella, tan tonta, tan triste, tan ingenua, ahora nuevamente la veo desmoronarse y me siento morir, en silencio, en una aterradora calma que solo da el miedo atroz aferrado en mi piel ahora, devorando, rompiendo aquel triste escudo de esperanza que según yo, me protegería de todo con su calidez.
Lastima que en verano también puede llover.
Mi verdugo compro el boleto de avion y con ello mi sentencia, mi dolor y mi miedo.
Temo que mis pesadillas sean realidad, temo que si en el pasado no me asesino a golpes esta vez sí lo logré. Temo que me castigue por haberlo denunciado en el pasado, temo que vuelva a asesinar a mi mascota para hacerme pagar, temo que aprete mi cuello de nuevo entre crueles risas, crueles palabras que cortaron profundamente mi alma en el pasado "¡¿Tiene miedo?! ¡¿Tiene miedo?!" Decia mientras yo luchaba por mi vida, mientras lo arañaba y pateaba debilmente.
Para él tal vez no fue nada ¿para mí? Algo constante en mi cabeza pues marco mi piel y mi cerebro.
Maldito enfermo.
Hermano, te tengo miedo y cada día rezo por tu descenso, espero pacientemente como si eso fuera a hacer que alguien lo castigue, que idiota soy pues mi madre le ha abierto la puerta este fin de año.