El sol se esconde, pintando el cielo de añil,
y en la penumbra, nace un dulce suspiro.
Tu nombre, un eco suave, que mi alma percibe sutil,
y en cada latido, un amor que respiro.
Tus ojos, dos luceros, en la noche oscura,
brillan con un fulgor, que mi alma ilumina.
Tu sonrisa, un regalo, que mi ser captura,
y en tu abrazo encuentro, una paz divina.
Como el mar en calma, o la brisa ligera,
tu presencia me envuelve, con su dulce encanto.
Un poema sin fin, una melodía entera,
eres el amor, el sueño, el mágico encanto.
Y en este instante, bajo la luna plateada,
juntos, nuestro amor, florece eternamente.
Un cuento de hadas, bellamente bordada,
un amor verdadero, para siempre presente.