El más entrañable momento que últimamente me llena de nostalgia, fueron los dulces días en los que me sentaba en la blanca silla de la mesa del salón. Andaba con mi laptop, una libreta, un lápiz y un borrador, en pleno invierno con la ventana abierta. Luego, me preparaba un café bastante amargo y dulce a la vez; a veces, le sumaba un muffin hecho en el microondas. Escribía y escribía, con Spotify encendido, reproduciendo suaves canciones. Lo más raro de todo es que estaba sola, completamente sola, disfrutando del frío en mi piel y la calidez en mi interior. ❤