dstrym
Pobre de aquella desolada marioneta que sin importar qué nunca encontraba un amo que de verdad apreciara sus servicios, siempre desechado como vil basura y devuelto a la vida por pura codicia de aquella joven cual decía ser su creadora; no es como si hubiera solicitado volver a su miserable vida. Una tarde como cualquier otra, en aquella peculiar tienda de marionetas cual estaba situada en un callejón alejado de las calles más recorridas de la ciudad más reconocida en toda Corea del sur, Seúl. Por más que fuera cliché, he de admitir que a Erin no le agradaba la idea en lo absoluto de ser un "entretenimiento" proveniente de dicha parte, sabiendo como son las personas provenientes de dicho lugar. El mundo a veces si que era algo... retorcido. Manteniendo una postura recta sobre aquella silla de madera, sus orbes azabache miraban en dirección fuera del gran ventanal que daban con la calle solitaria; en espera de que alguien viniera pero para su más vil desgracia, siempre venían por otras marionetas cual su apariencia era más afeminada o débil. Mientras tanto, lo único que llamaba la atención en él era su cara bonita y recalcando, nadie apreciaba verdaderamente sus esfuerzos por cumplir cada capricho que sus ajenos deseasen. Sólo una pizca, pizca de esperanza de ser sacado de ese lugar era lo que el tal parecido a un muñeco de porcelana deseaba.
87bulimia_
: @erinseok__oc ¡! Ya con ánimos y ganas se dispuso a abrir la puerta del lugar, haciéndolo con suavidad al darse cuenta que esta rechinaba un poco al ser abierta. Sabía que ese ruido era insoportable para cualquiera, y lo que menos buscaba era llamar la atención de alguien además del dueño o alguien que lo pudiese atender, ya que solo venía de paso y no volvería de ser seguro, puesto que como ya dijimos, la vida suele estar llena de sorpresas unesperadas para todos. Sus botas golpeaban el suelo del lugar, quebrantando la paz que inundaba todo ese ambiente y haciéndolo desesperarse, odiaba cuando eso pasaba. Casi con miedo se acercó hasta el mostrador, paseando su mirada de un lado a otro por el lugar; reconocía varios artefactos gracias a sus libros de historia y geografía, el toque de vudú podía notarse a leguas por algunos objetos que decoraban todo ese local tan interesante, llevándolo a desear conocer un poco más de todo lo que había ahí. Intentó divisar a alguien, pero viendo que se encontraba sólo volteó en dirección al muñeco que en un principio le llamó la atención, para luego decir en voz alta lo siguiente ──── Hola. . .¿Hay alguien? ¿Está abierto? ──── Por dentro, se preguntaba si había venido justo en el descanso del dueño o el.personal que trabajaba ahí, tal vez no debería haber llegado a tales horas o estaban por cerrar. No sabía bien.como funcionaba todo eso, su trabajo era muy diferente al del empleado de una tienda así.
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dstrym
A pesar de estar inmovilizado, agradecía que aún era capaz de mover lo que era su cabeza y ojos; tambien funcionaba como un guardia de seguridad cada que lo colocaban frente al gran ventanal donde daba vista a su esbelta figura, aunque sin importar dicha mención sus hombros y espalda eran algo anchos lo cual le daba puntos extras a eso de ser la casi perfecta figura de toda la colección. De no ser por esa expresión sin vida absoluta y mirada azabache que te dejaba en un trance cada que le mirabas directamente. Apenas notó una presencia ajena cual no era para nada familiar, su postura se vio cambiada ligeramente pero aún así trato de no ser tan obvio pues no quería asustar al posible cliente. Hace tiempo que ninguna alguna alma como la de aquel curioso aventurero venía al lado oscuro de la ciudad; prácticamente rincón mismo. Puede que en algún momento, dicha tienda de muñecos tanto vudú como las famosas marionetas, entre otros fue popular pero actualmente todo había cambiado al igual que ellos fueron dejados en el olvido. Pero como dicen algunos, una leyenda nunca muere. Éste miraba atento a los próximos movimientos de su ajeno, llegando a intensificar su mirar. Vaya que se le veía lo desesperado que estaba por escapar.
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87bulimia_
: @erinseok__oc ¡! A veces es sorprendente como el destino une a las personas y a través de complicadas historias o vueltas logra que dos almas se crucen, que dos personas se conozcan para así, compartir un poco de su miserable existencia y darle algo de significado a lo que era "estar vivo." aunque para algunos vivir no fuese la gran cosa. Entre esas personas se encontraba claramente un jovencito español que sin darse cuenta se encontraba en aquel callejón que decían era de mala muerte, recorriendo todo sin ningún tipo de miedo. Michirou era su nombre y como todos, buscaba darle algún sentido a su patética existencia, recorriendo el mundo que a su parecer no era más que un pañuelo y le llevaba a temer que cuando su aventura acabase no sería mas que otro del montón; un chico que desperdició su vida viajando y buscando algo que ni sabía que buscaba, porque se encontraba perdido en mares de gente todo el tiempo, estando solo aún cuando el ruido de las grandes poblaciones lo ahogaba. Entre las vueltas de sus paseos, terminó sin darse cuenta frente a la misma tienda, dándole una mirada rápida al ventanal y apoyó sus manos con miedo a romper el vidrio de este, fijando su mirada en aquella marioneta de bonito rostro pero que por alguna razón le resultaba sombría. Consideró la idea de preguntar, con cierta curiosidad de saber porque una tienda así se encontraba tan escondida del mundo y a su vez, que la hacía que estuviese en ese callejón. Sin más, sus propias piernas se encaminaron en dirección a la puerta del lugar, dudando de si debería entrar o no.
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